El rap a veces, sorprende

"Fear not of men, because men must die" (Mos Def)
"A veces pierdo la memoria y gano un sexto sentido, me olvido de lo que vivo pero no de lo que escribo" (SFDK)
"¿Merece la pena hacer lo que se supone que debes más veces de lo que realmente quieres?" (Chojin)
"El amor es eso nena, envejecer sin darse cuenta, seguir viendo con 22 añitos a quién tiene ya los 40" (Xhelazz)

martes, 30 de junio de 2009

Otra semana

Lunes, abro los ojos. La luz de Zaragoza me cubre la cara, la ilumina, pero rápidamente se oscurece sola, un manto de tristeza eclipsa al sol. No estás en mi cama.

Martes, abro los ojos. Esta vez me he despertado antes de que "lorenzo" aparezca, no le doy tiempo a cambiar el tono de mi faz. Intento bajarcon el pie derecho de la cama, pero me desestabilizo y apoyo primero el izquierdo. Otra vez no estás en mi cama.

Miércoles, abro los ojos aunque en toda la noche he podido dormir. Esta vez no me levanto, estiro el brazo con la vaga esperanza de molestarte pero... no estás en mi cama.

Jueves, abro los ojos. Hoy he dormido bien, cansado como estaba de la noche insomne anterior y los primeros rayos, que en un principio me despejaban, son ocultados a gran velocidad por unas nubes deprimentes de color negro. Me giro para mirarte y alegrarme, no puedo, no estás en mi cama.

Viernes a la mañana, el solo golpea mi cara con toda su fuerza, y como el girasol, que se alegra y endereza ante su dios, yo me levanto como uno más. Me giro y no estás en mi cama. No me pongo triste porque sé que hoy dormiré contigo.
Viernes a la noche, estás en mi cama, nos abrazamos como si no hubiera mañana. ¡Estás en mi cama! y te beso antes de cerrar los ojos.

Sábado, abro los ojos. Estás en mi cama, no necesito nada más.

Domingo, abro los ojos. Estás en mi cama y sueño que el tiempo se para. No quiero que llegue el lunes y vuelvas a desaparecer de mi cama. Mietras duermes te miro enamorado, te beso para despertarte, abres los ojos y sonríes.

No necesito nada más, estás en mi cama.

miércoles, 24 de junio de 2009

La espera

Las bombas resonaban en al cabeza minutos después de haber caído, los sonidos de sirenas se habían convertido en algo típico y a todas horas era normal oír gritar a niños por sus madres, a padres desesperados por la pérdida de algún hijo y continuamente se distinguían sollozos de desesperación. La muerte acompañaba a cualquier palabra pronunciada por cualquier persona; pero mientras, ELLA esperaba a su hijo.

Sentada en una de las pocas sillas que le quedaban, enfrente de una puerta cerrada y cochambrosa, y con un mazo en las manos y el corazón en un puño porque su hijo no había vuelto. Había regresado de España, donde vivía tranquila, para poder cuidar y estar con sus hijos. Llegó días antes de que los estadounidenses empezasen a bombardear su ciudad y desde entonces no había podido dormir tranquila, ni tan siquiera cuando expulsaron a los hombres de Sadam de Bagdad. Por otro lado el mazo lo tenía consigo porque saquear ahora estaba al orden del día.

Llevaba ya cerca de siete horas esperando, se empezaba a quedar dormida pero debía y quería esperar despierta hasta la vuelta de su hijo mayor que también había salido a saquear y a buscar la “ayuda humanitaria” de los invasores.

A las cinco de la mañana llegó su hijo, traía consigo unos cuadros que debieron pertenecer a un familiar del ex –dictador; eran muy bellos, con bonitos colores y unos marcos robustos; pero no les servirían para comer. En los tiempos que corrían nadie querría comprarlos; mejor dicho, nadie podría comprarlos.

Pero a ELLA le daba igual ya que había vuelto su hijo sano y salvo, aunque había regresado con una cara distinta, se le había transformado; sus 21 años se habían borrado de su expresión. Cuando ELLA le preguntó el porqué a su descendiente le respondió sin palabras, porque no se atrevía a contarlo por sí mismo. En sus aterrados ojos su madre encontró la repuesta, que no era otra que la muerte; la había visto desde demasiado cerca.

- Cuéntame lo que ha pasado- le instó su madre.

- ¡Ha sido horroroso!- balbuceó entre llantos y lágrimas.

Mientras ELLA le abrazaba y acariciaba para tranquilizarle terminó su historia.

- ¡Lo siento mama, yo no quería!- y se apartó rápidamente, le daba asco que alguien a quien quería tanto le tocase en esos momentos- ¡HE MATADO A UN NIÑO!- Tiró los cuadros contra el suelo.

- Pero… ¿Por qué lo has hecho? ¿Qué ha pasado?- preguntó su madre llegando a la histeria.

- ¡He tenido que hacerlo! ¡No me han dado oportunidad!- gritaba el hijo, mientras recorría veloz el pequeño piso en el que tenían que caber los siete de la familia. El padre había muerto en la guerra en causas extrañas, no se sabía si le habían matado los “aliados” o los defensores del dictador.

- Tranquilízate y cuéntame que ha ocurrido- le sugirió ELLA

- ¡Esta bien!- dijo el hijo- Cuando salí de casa ya sabía a donde dirigirme, había decidido ir a la casa del hijo menor de Sadam. Cuando llegué ya estaba llena de saqueadores, y empecé a buscar algún objeto que sirviese para traer dinero o algo…- dejó caer una lágrima y se sorbió los mocos- llevaba ya largo rato buscando pero no había encontrado nada, ni comestible ni nada. Así que fui a buscar a los aposentos privados y allí encontré una entrada para un sótano que entre la locura de la gente no se había descubierto o no le habían dado importancia…
Empezó a llorar desconsoladamente.

- ¡Serénate por favor!, sino no podré ayudarte- le tranquilizaba ELLA.

-¡¡ Tampoco va a poder ayudarme aunque me serene, JODER, HE MATADO A UN NIÑO!! ¡¡Podría haber sido mi hermano Omar, COÑO!!- gritó sin poder contenerse.

La madre le volvió a agarrar, esta vez más fuerte. Y le acarició cariñosamente la mejilla. Le susurró al oído para que se calmara.

- Después de esperar en la habitación a que se vaciase algo- prosiguió con la historia- abrí la puerta y entré rápidamente. Bajé las escaleras y encontré una especie de caja fuerte abierta de la que habían sacado la mayoría de las cosas pero aún quedaba algo de dinero- volvió a llorar, pero esta vez pudo continuar el relato- empecé a cogerlo y vi los cuadros, me gustaron tanto que por un momento me quede maravillado, pero de repente me sorprendieron unas voces detrás de mí. Eran un hijo, de unos once años, como Omar, y su padre. Los dos llevaban pistolas y me amenazaron para que les diera lo que había encontrado en la caja fuerte…- Empezó a llorar desconsoladamente otra vez.

ELLA se imaginaba lo sucedido a continuación y sólo le hizo una pregunta más.

- ¿Con qué le has matado?- En ese instante su hijo sacó una pistola que había pertenecido a su padre.

Estuvieron un largo rato abrazados, sin poder hablar y con la pistola a sus pies. Pero de repente el hijo se soltó del todo, lo necesitaba, y empezó a gritar.

- ¡¡¡Me estaban amenazando y me intentaban obligar a que les diera el dinero que había metido en mis bolsillos!!!- gritaba desesperado- ¡¡¡Entonces decidí escapar, y cuando empecé a correr me dispararon, no lograron darme así que sin girarme disparé hacía ellos y le di!!! Al notar que no me respondían me giré y contemplé el cuerpo inerte del chiquillo y al padre sin el arma arrodillado junto a su hijo mientras de su hombro caía a borbotones la sangre- se arrodilló en el suelo y volvieron a resbalarle las lágrimas por las mejillas- ¡¡LE MATÉ y no se me ocurrió otra cosa que coger los cuadros y marcharme corriendo del lugar, JODER!! ¡¡SOY UN COBARDE!!

Arrodillado como estaba apoyó su cabeza en los muslos de su madre y siguió llorando con las manos consoladoras de ELLA sobre su nuca.

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